¿Qué son las verrugas genitales?
Es un tipo de infección de transmisión sexual causado por el virus del papiloma humano (VPH). Casi todas las personas sexualmente activas se pueden infectar con al menos un tipo VPH en algún momento de sus vidas.
Algunas cepas del VPH genital pueden causar verrugas genitales, mientras que otras pueden causar cáncer. Las vacunas pueden ayudar a prevenir algunos tipos de VPH.
¿Qué síntomas producen?
En las mujeres, las verrugas genitales pueden crecer en la vulva, las paredes de la vagina, el área entre los genitales externos y el ano, el canal anal y el cuello uterino. En los hombres, pueden ocurrir en la punta o el cuerpo del pene, el escroto o el ano. Además pueden aparecer en la boca o garganta de una persona que ha tenido contacto sexual oral con una persona infectada.
Los signos y síntomas de las verrugas genitales incluyen:
Hinchazón pequeña, de color carne, marrón o rosa en el área genital.
Una forma similar a la de una coliflor causada por varias verrugas muy cerca una de otra.
Comezón o malestar en el área genital.
Sangrado con las relaciones sexuales.
Las verrugas genitales pueden ser tan pequeñas y planas que son invisibles. O también multiplicarse en grupos grandes, en alguien con un sistema inmunitario suprimido.
¿Cómo se contagia?
Hay más de 40 cepas del VPH que afectan el área genital y casi siempre se propagan por contacto sexual. Las verrugas no tienen que ser visibles para que puedas transmitirle la infección a tu pareja sexual. Hay factores que pueden aumentar el riesgo de infectarse incluyen los siguientes:
Tener sexo sin protección con múltiples parejas.
Haber tenido otra infección de transmisión sexual
Tener relaciones sexuales con una pareja cuyos antecedentes sexuales no conoces
Volverse sexualmente activo a una edad temprana
Tener un sistema inmunitario comprometido, por ejemplo: a causa del VIH o de los medicamentos de un trasplante de órgano.
¿Qué problemas me puede generar?
Cáncer. Las verrugas genitales no producen cáncer (VPH de bajo riesgo). El cáncer de cuello uterino está relacionado con la infección por VPH de alto riesgo los cuales podrías también haberte contagiado, estos además están asociados con cánceres de vulva, ano, pene, boca y garganta.
La infección por VPH no siempre conduce al cáncer, pero es importante que las mujeres se hagan las pruebas de Papanicolaou con regularidad, y en lo posible determinar si presenta VPH de alto riesgo.
Problemas durante el embarazo. Las verrugas pueden agrandarse, lo que dificulta la micción. En la pared vaginal pueden inhibir el estiramiento de los tejidos vaginales y en la vulva o en la vagina pueden sangrar durante el parto.
En muy raras ocasiones, un bebé nacido de una madre con verrugas genitales desarrolla verrugas en la garganta.
¿Se puede prevenir?
Limitar el número de parejas sexuales y vacunarte te ayudará a evitar el contagio de verrugas genitales. Usar un preservativo cada vez que tienes relaciones sexuales es una buena idea, pero no necesariamente te protegerá de las verrugas genitales que se encuentran fuera de la zona de protección.
Vacunación:
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. ha aprobado tres vacunas contra el virus del papiloma humano. La más reciente, Gardasil 9, está aprobada para su uso en hombres y mujeres de 9 a 45 años de edad para protegerlos contra el cáncer cervicouterino y las verrugas genitales.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan la vacunación rutinaria contra el virus del papiloma humano para niñas y niños de 11 y 12 años de edad, aunque puede comenzar a administrarse a los 9 años.
Es ideal que las niñas y los niños reciban la vacuna antes de tener contacto sexual. Son 2 dosis antes de los 15 años.
Los adolescentes y adultos jóvenes que comienzan a recibir la serie de vacunas más tarde, entre los 15 y los 26 años, deben recibir tres dosis de la vacuna.
¿Cómo se trata?
Si bien es cierto no se cura. Se pueden manejar las lesiones cada vez que salen ya sea con la aplicación de cremas, sustancias que queman o cauterización, pero actualmente el manejo con crioterapia es el más recomendado, por su efecto rápido y residual que impide que salgan nuevas lesiones en los sitios que ya han sido tratados.
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